lunes, 8 de septiembre de 2008

El adiós de Poggiali (1ª parte)

Manuel Poggiali se retira del mundial de velocidad. En este artículo repasaremos su carrera deportiva, prestando atención a sus éxitos y a sus fracasos y explicando el por qué.

En 1998 Poggiali ganó el campeonato italiano de 125 con una Honda del equipo Matteoni. También se llevó el trofeo RS 125 (Honda) y sumó dos victorias en el europeo de la misma categoría. Tras una buena adaptación de las minimotos a las motos del octavo de litro, tuvo la oportunidad de competir en el mundial como wild-card en el Gran Premio de Imola. Pero no pudo participar en la carrera ya que una caída en los entrenamientos le produjo una lesión en la clavícula.

Sería en 1999 cuando Manuel se estrenó en el Campeonato del Mundo y lo hizo a lomos de una Aprilia del Team Noccioli. Su primera temporada no fue excepcional aunque al final de la misma se acercó a los pilotos de cabeza. La adaptación a su Aprilia resultó compleja al ser radicalmente distinta a las motos que había pilotado hasta entonces. Ese año recibió un duro golpe, la muerte de su padre al que estaba muy unido. Su madre murió al poco de nacer y su padre constituyó su gran apoyo. Le introdujo en el mundo de las motos y le acompañaba a las carreras. Era su mejor amigo ya que siempre fue tímido y le costaba entablar relaciones. Con apenas 16 años se quedaba huérfano y serían sus abuelos quienes se encargarían de cuidarle. Sus tíos también le ayudaron, desde pequeño estaban con él cuando competía. La muerte de un familiar ha sido la causa que ha hecho que muchos deportistas fueran incapaces de rendir a su mejor nivel. Y en el caso de un piloto inexperto como Poggiali su rendimiento sería una incógnita. Más aún tratándose de una persona tan introvertida.

Bartol se fijó en él y lo fichó para competir con una Derbi el año 2000. Debía aclimatarse a una nueva montura y la tarea no fue sencilla, más comparando su rendimiento con el de su compañero Youichi Ui. Sin embargo se encontró más cómodo con su nueva moto que con la Aprilia y en Assen logró subir al podium por primera vez al terminar tercero. Finalizó el campeonato en decimosexta posición con 53 puntos. Aunque la clasificación final no fue buena realizó actuaciones destacables y fue capaz de rodar con los mejores. En sus momentos de soledad Poggiali decidió que debía hacer que sus padres se sintieran orgullosos de sus logros, y que aunque no estuvieran con él tenía que devolverles lo que le habían dado. De ésta íntima promesa surgió la fuerza que le condujo al éxito. Su motivación no era ser famoso ni popular sino tener el convencimiento de que lo que hacía enorgullecía a sus padres, allá donde estuvieran. Su objetivo no era cumplir su sueño, sino el de su padre, era la mejor manera de rendirle homenaje.

Tras dos temporadas en el octavo de litro ya conocía la categoría y a sus rivales y había adquirido la suficiente madurez como para luchar por cotas mayores. Pero además estaba determinado a conseguir resultados. En 2001 pasó al equipo Gilera, aunque su mecánica era la misma que la de las Derbi. Bartol hizo una gran evolución de las motos lo que permitió a sus pilotos competir con Aprilia y Honda. Manuel tuvo la suerte de contar con el apoyo de Giampiero Sacchi. Conocía su situación familiar y supo mimar al piloto sanmarinense y ser su valedor en el mundial Sacchi fue como un padre para Poggiali y hoy en día su relación se mantiene. Era su consejero, no tanto a nivel profesional, sino para compartir las inquietudes de un adolescente en sus circunstancias. La ayuda de Giampiero fue trascendental. Comenzó bien el campeonato y en Le Mans logró su primera victoria tras luchar con Elías hasta la última curva. Continuó sumando podios y haciendo gala de una gran regularidad. Compitió con inteligencia, sabiendo controlar el campeonato aunque sus rivales (Ui y Elías) le recortaran la distancia. Sumó tres victorias y once podios. No se arrugó en el cuerpo a cuerpo con Toni que siempre corría de forma muy agresiva y supo sacar provecho de la superioridad que le otorgaba la evolución que Bartol realizó en sus monturas. Cuando el campeonato entraba en su fase decisiva contestó a la victoria de Elías en Brno ganando en Portugal y Valencia y aprovechando la caída del piloto español en Motegi. A partir de ahí se dedicó a controlar a Youichi sin arriesgar en exceso. La combinación de agresividad y oficio le valió el título, pero la ambición de Poggiali le pedía más. Había comenzado a “saldar su deuda”.

Decidió continuar una temporada más en 125 para poder lucir el dorsal número uno. Pero la temporada 2002 no fue fácil para Manuel. Tanto Honda como Aprilia mejoraron sus motos, lo que unido a la mejora de Pedrosa y el sorprendente rendimiento de Vincent le pusieron las cosas difíciles. Comenzó la temporada con un tercer puesto bajo la lluvia de Suzuka. Arnaud ganó pero no parecía más que la victoria de un especialista en estas condiciones. En Sudáfrica Poggiali logró su primer triunfo del año por delante de Vincent y Pedrosa. En Jerez realizó la única acción antideportiva de su carrera al impactar con su moto contra el freno de Alex de Angelis provocando la caída de éste. En la última curva se fue al suelo aunque posteriormente fue descalificado. Ganó en Mugello y dos semanas después repitió victoria en Montmeló al salirse del rebufo de Pedrosa y pasarle por potencia. La Gilera era la moto más competitiva de la categoría pero la tónica del campeonato estaba a punto de cambiar. Mientras Bartol no evolucionó más sus motos para empezar a preparar su paso a KTM, Pedrosa recibió el apoyo de HRC haciendo que su Honda fuese más competitiva y permitiendo al piloto catalán correr de manera menos conservadora. Las siguientes carreras trajeron el estreno de Pedrosa y dos victorias consecutivas de Vincent mientras Manuel se dejaba puntos por el camino. En Brno finalizó quinto con sus rivales en el podium y estrenando material nuevo. El campeonato se empezaba a complicar y el diluvio de Portugal le impidió sumar puntos. En esta fase del campeonato su preocupación por el pobre rendimiento de su moto hizo que tratase de perder peso para paliar el déficit de potencia con el que contaba. En Brasil la lluvia le hizo terminar tras Vincent después de librar un gran duelo por la segunda plaza. Aunque el abandono de Arnaud en Motegi le dio un respiro, Dani le recortó puntos con su victoria. En Malasia Sacchi habló preocupado con Manuel, ya que la dieta que se había impuesto libremente, le estaba pasando factura en el plano físico y también estaba cerca de convertirse en un problema de salud. Acordaron volver a ganar peso dado que el problema venía de la falta de evolución de su Gilera y su comportamiento estaba siendo temerario consigo mismo. En Sepang cayó en la última curva cuando luchaba por la victoria entrando en meta noveno. Sin embargo una reclamación de Sacchi por una irregularidad al dar el banderazo ( lo dieron antes de tiempo, cuando un doblado pasaba por meta) hizo que anularan la última vuelta permitiéndole finalizar en cuarto lugar. Este hecho fue determinante para lograr el subcampeonato, ya que de lo contrario Pedrosa le habría superado. La hábil maniobra de Giampiero y un nuevo triunfo en Australia le permitieron llegar a Valencia con opciones de ganar el campeonato. Pero la carrera de Cheste no hizo sino ahondar en el infortunio de Poggiali. Tuvo un fin de semana complicado y no pudo hacer nada para evitar el título de Vincent. El francés se escapó desde el inicio junto a Pedrosa y finalizó en segunda posición. Mientras en su intento de recuperar Manuel cometía errores y se veía bloqueado por un pelotón de motos Aprilia.

Poggiali cerraba su etapa en 125 con un título y un subcampeonato. Un bagaje brillante sobre todo teniendo en cuenta las adversidades a las que tuvo que enfrentarse siendo tan joven. Además la mala suerte le acompañó en su intento de revalidar la corona. El rendimiento de la Gilera y el excesivo protagonismo de la lluvia impidieron que alcanzara su objetivo. Pero dejó constancia de una gran entereza, afán de superación, madurez y talento para ir en moto. Todo esto le valió para firmar un contrato para correr junto a Aprilia en 250, en el equipo oficial heredando la estructura que hizo campeón a Rossi y Melandri, capitaneada por Rossano Brazzi. Cuando se planteó cambiar de categoría no quería correr con las poderosas Aprilia, pues temía que se reprodujeran los problemas que tuvo con las motos del fabricante italiano cuando corrió en el equipo de Noccioli. Mantuvo conversaciones con Yamaha para utilizar sus anticuadas YZR pero Ichiro Yoda (entonces ingeniero jefe de Yamaha, cargo que actualmente ocupa Masao Furusawa) le comunicó que no tenían planes para evolucionar estas monturas. Y le propuso dar el salto a MotoGP, para subirse a la M1, pero no aceptó la oferta por considerar el salto excesivamente grande.

En su salto al cuarto de litro Aprilia le preparó una pretemporada intensiva para que llegara suficientemente rodado a la primera carrera. Poggiali tuvo numerosas caídas pero rodó rápido desde el primer momento. Elías y Fonsi eran los favoritos pero tuvieron muchos problemas para poner a punto sus motos. De Puniet conseguía los mejores cronos en cada circuito mientras Manuel, sin hacer mucho ruido, se aclimataba a su nueva montura y lograba una buena base para toda la temporada. Pese a que Brazzi no destaca en cuanto a la puesta a punto de la parte ciclo, encontró unos reglajes con los que su pupilo se encontraba muy cómodo. El simpático equipo de Brazzi supo arropar al piloto, logrando una buena relación laboral y personal.

La temporada comenzó en Suzuka y Poggiali se clasificó en la sexta línea de parrilla por culpa de la lluvia. Aprilia trajo unos cilindros nuevos, pero Brazzi guiado por su oído y su experiencia en la carburación decidió que no los iban a utilizar. La decisión no pudo ser más acertada. Mientras Elías y De Puniet se veían obligados a retirarse por gripaje, Poggiali conseguía su primera victoria tras una espectacular remontada y dejaba boquiabierto al paddock. Repitió triunfo en Sudáfrica al ganar a Randy en un cerrado duelo. Su habilidad para gestionar una carrera y luchar con otros pilotos fue sorprendente y le valió para firmar un debut de record. Pero en Le Mans se llevó por delante a Porto lo que unido a una nueva victoria de Toni tras la de Jerez le hacía perder su ventaja en el campeonato. Sin embargo, supo reponerse y ganó de nuevo en Mugello. Mientras sus rivales se mostraban irregulares el sanmarinense hacía gala de una solidez inesperada. En Cataluña rompió el motor, pero de ahí en adelante no dejó de puntuar en ninguna carrera. Corrió con el oficio de un veterano controlando todas las situaciones pese a lo ajustado del campeonato y siempre declaró que el mundial no era su objetivo, liberándose de toda presión. Cuando Elías se recuperó de su crisis gracias a la colaboración de Sandi supo guardar la compostura y en Río salió vencedor de un duelo que resultó decisivo para el campeonato. Toni venía recuperándole puntos en las carreras previas y en el circuito de Jacarepaguà ambos se escaparon desde el comienzo. Poggiali preparó bien su estrategia y no se puso nervioso. Superó a Elías en la última vuelta y cuando éste trató de devolverle el adelantamiento precipitadamente se fue al suelo dilapidando sus aspiraciones en el campeonato. En un momento cumbre, Manuel supo hacer en todo momento lo que debía y corrió derrochando inteligencia. Se dedicó a minimizar las pérdidas con el piloto catalán y tras la cita australiana la lucha por el mundial quedó reducida a Roberto Rolfo y él. Nuevamente se jugaba un mundial en Valencia pero ésta vez era Poggiali quién lideraba el campeonato (lo había hecho desde la primera carrera) y pudo controlar en todo momento a su adversario. Rolfo tuvo un mal fin de semana y en ningún momento fue una preocupación. Manuel hizo una carrera en solitario y finalizó tercero mientras Roberto terminó en séptima posición.

Tras la carrera realizó estas declaraciones: “Le dedico el título mundial, como el de 125, a mi pobre padre, que no está aquí conmigo.” Los agradecimientos al equipo, a la fábrica y a los patrocinadores no faltaron, pero la dedicatoria tenía un claro destinatario y el mensaje era una buena muestra de sus sentimientos. Con una temporada de debut inmejorable, decidió quedarse en el cuarto de litro para tratar de revalidar el título y resarcirse de su intento frustrado en 125. Pero los resultados no serían los esperados.

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